lunes, 2 de junio de 2008

Retales de un viaje II

Calcuta, lunes 4 de agosto de 2003

“En este mi segundo día completo todo parece ir mas tranquilo (puede que solo sea apariencia), pero al menos me veo mas capacitado para afrontar lo que supone Calcuta:

- El aspecto de la ciudad es el mismo que el de un escenario de guerra, no exagero lo mas mínimo, todo esta destrozado, las calles, las casas, los coches, as personas, los perros.

- La cantidad ingente de gente puede llegar a agobiar, pues aquí están 14 millones de personas.

- Los coches, ricksow, motos, bicicletas, autobuses, carros, carretillas, ... cualquier bicho con ruedas, sigue un patrón preestablecido: toca el claxon sin parar, no respetes los cruces, a los munipas los puedes atropellar, no atropelles a los viandantes, pero intimídalos lo máximo posible, UNA AUTENTICA LOCORA DE CAOS CIRCULATORIO.

- Los cuervos aquí son de tamaño XXL, y hay mas cuervos que personas, al menos tres por habitantes; no paran de graznar, de picotearlo todo, de cagarse donde quieren, normalmente en las cabezas de la gente.

- Los olores de Calcuta son de los que no se olvidan, intensos, profundos ... de todo tipo y condición: la gente orina en la calle, hay cientos de rincones con montones ingentes de basura, los coches despiden gases como si les pagaran por ello ... sin embargo los indús son extremadamente limpios, no descuidan su higiene personal y están continuamente duchándose ... en la misma calle.

- Cuando llega la noche ves como las calles, los escalones de las escaleras, las carretillas ... cualquier sitio plano y lo suficientemente seco, se convierte en improvisadas camas para familias enteras; por la mañana cuando vamos a la Casa Madre a las 5:30 de la mañana es impresionante ver despertar a Calcuta, ver como las calles van cobrando vida desde el mismo suelo.

- Aun así la gente es encantadora, siempre sonríen, siempre están dispuestos para decirte hola, y los niños son alucinantes.

Bueno os dejo, mañana os contare mas, sobre todo de lo que he visto en las casas de la Madre Teresa.

Besos y abrazos a todos.”



Nos afanamos en exigir responsabilidad a los demás. ¿Y mi responsabilidad para con los demás?

Pedimos transparencia y sinceridad en nuestras relaciones personales y profesionales. ¿Y yo soy capaz de compartir todo contigo?

Estamos a la última del último cotilleo. Y de ti, ¿sé algo?, es más, ¿me importas algo?

¿No será que hemos perdido el Norte de nuestros valores?

Será.

¿No será que hemos olvidado el significado de ser consecuente?, ¿que nuestros actos ocultan un miedo a enfrentarnos a nosotros mismos?

¿Sé quien soy?,¿o, por el contrario, me esmero con dedicado empeño en seguir anestesiado por no complicarme la vida?

¿Soy consciente de mi yo interior, de todo mi potencial?, ¿me acuerdo y mantengo vivos mis principios, mis valores?, ¿o, por el contrario, tengo miedo a ser consecuente?

¿Soy feliz?, ¿plenamente feliz?, ¿alguna vez lo he sido?
Como he envidiado siempre a quien lo es, a quien encuentra la felicidad en la complicación de ser consecuente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si te has dado cuenta, pero es porque no te has fijado, cuando vas y vuelves, te paras, te compras las botellas de agua, esquivas a la gente tirada en la calle, o te arrodillas en misa en Casa Madre, estoy allí acompañándote. O yo, leyéndote me lo creo porque veo cada detalle.

Y nada como estar en su casa... ayer nos dieron muy buenas noticias de Rodrigo... es sólo el principio. Dale las gracias de corazón de mi parte.