miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz Navidad

- Será para ti ...

- ¿Y eso? ...

- Pues sí, porque la verdad es que últimamente la Navidad no es mi época preferida: que si a ver donde comemos, que si tengo que aguantar a mi cuñado, que si mi suegro se pone pesado ... y encima en casa las cosas como están, desde que falta mi hermano ya no es lo mismo ... vamos, que las Navidades son un asco ... y luego las compras de las narices, que no nos olvidemos de fulano ni zutanita, ni de tu hermana, y mira esto le vendría fenomenal a mengano, pero como ya no nos hablamos mejor lo dejamos ... que si patatín patatán ... y luego en la tele machacándonos con la mierda de las películas llenas de no se que paparruchas de espíritu navideño ... vamos, que tengo unas ganas de que se pasen que pa qué ...

- Pues te jodes, tío ...

- ¡Pero qué me cuentas!

- Pues eso, que te jodas ... te lo puedo decir más alto, pero más claro, no.

Tú, en las Navidades, ¿qué celebras?

- Pues no sé ... la paz, la concordia, el ...

- Ya, pero eso, ¿no lo puedes celebrar todos los días?, ¿por qué solo en Navidad?


- Pero eso es el espíritu de la Navidad, ¿no?, la fraternidad y esas cosas ...

- ¿Seguro? ... mira, yo celebro en la Navidad el nacimiento de Dios, celebro que Dios, hace 2000 años, irrumpió en la historia de la humanidad, celebro que Dios, cada día, y desde ese día, me pide permiso para compartir mi historia con Él.


No te olvides que la Navidad es una fiesta religiosa, no social. No te olvides que el verdadero espíritu de la Navidad es Dios que se nos regala. No te olvides de eso y verás como la Navidad empezará a ser tu época preferida.

Porque, si quitas a Dios de una fiesta religiosa ... ¿qué te queda? ... patochadas, sensiblerías y horteradas llenas de consumismo sin sentido alguno, que te llenan el corazón de amargura, pues descubres que todo es falso.

Por eso mismo, te jodes. Tú y solo tú eres culpable de estar amargado en Navidad. Lo tienes muy fácil, pon a Dios en tu Navidad y de verdad serás feliz, a pesar de las circunstancias.

Feliz Natividad.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Que viene el coco

- ¿No te has preguntado alguna vez por qué tenemos tanto miedo a preguntarnos sobre lo que de verdad nos inquieta? ...

- También tú, mira que haces unas preguntas, ¿como me voy a preguntar por qué tengo miedo a preguntarme eso, si ni siquiera me pregunto lo otro? ... tú estás aquí porque tiene que haber de todo.

- Y que razón tienes.

- Mira, yo creo que no me lo pregunto, porque de verdad, lo que me da miedo encontrarme es que esté equivocado ...

- ¿Qué me estás contando?, no será por eso.

- Lo que tú digas, pero a veces tengo miedo de que mi vida sea una mentira, muy bien cimentada, estructurada, organizada, fundamentada ... pero una mentira ... de hecho, cuando se me empieza a pasar por la cabeza, me escondo como un avestruz. La mayoría de las veces no lo hago conscientemente, pues he llegado a tal estado de huida de mi, que ya sale como si fuera instintivo; que a veces me pregunto si no naceremos con ese instinto de escondernos de lo que nos incomoda.

- ¿Y no será que esto viene de que tenemos miedo a enfrentarnos a nosotros mismos, tal cual somos?

- Puede ser, no te digo que no ... ¡joder! ... puede que tengas razón ... que se yo ...

- Porque puede ser que esa vida que consideras mentira, te la hayas creado para maquillar algo. Porque nos cuesta asumir nuestras cositas que tanto nos irritan, pero que los demás desconocen, ¿o no piensas muchas veces que no somos nadie y menos en calzoncillos? ... algunos más que otros ...

- Y tú ... ¿no tienes miedo a nada? ...

- Pues sí, pero tengo localizados a muchos de mis miedos y aunque la mayoría de las veces no consigo superarlos, al menos sé por donde me vienen ... que eso no quita para que en ocasiones meta la cabeza bajo tierra y los ignore. Intento enfrentarme a ellos, con esperanza.

He aprendido que no me puedo tener miedo a mi, pero no basta con mirarme en el espejo, tengo que mirar dentro, donde tengo escondido todo eso que temo encontrarme.

No puedo tener miedo a enfrentarme a mi mismo, porque si lo hago, comenzaré a construirme esa mentira de la que hablas. Dejaría de vivir una vida real, sin artificios, sin máscaras y empezaría a vivir una burla ... sería como los payasos del Circo, tendría que maquillarme una fingida felicidad en la cara. Y que triste cuando esto nos pasa ...

- Tú lo has dicho, que triste ...

- De ahí viene precisamente la tristeza que invade tu corazón, porque, ese miedo a enfrentarte a ti mismo y a lo que puedas encontrar, te quita la paz.

Mira dentro y si te encuentras cinco euros, son míos.